miércoles, 31 de agosto de 2016

Opinión: El año que el mundo se vino abajo

El año que el mundo se vino abajo
Clare Furniss
Salamandra

Cuando a uno le proponen hacer una reseña de un libro con este título sabe que no va a ser fácil. Por un lado y, obviamente, por la temática y por otro debido a los 'clichés' y estereotipos que erróneamente uno tiene prefijados.

Sí, hablo de prejuicios que uno tiene hacia novelas mal llamadas 'de chicas', 'ñoñas' o tremendistas. Era mi caso, he de admitir que poco a poco voy aparcando esa tontería de poner etiquetas (y menos a novelas), por mi bien y por el bien de quien me está leyendo. ¡Ya vale con tachar una novela de rosa, azul, verde o amarilla! La lectura, como tantas cosas en el mundo, debería ser libre y, eso sí, interpretada por el lector según le llegue al alma, al corazón y/o al cerebro... y a esos tres 'elementos' te llega 'El año que el mundo se vino abajo' de Clare Furniss

La colección blue de Salamandra edita esta novela que se devora en su lectura. Ágil y tierna, sagaz y divertida por partes iguales. Cuando este verano he paseado por algunas de las principales librerías de Barcelona la he visto como destacada, y no es para menos, tiene todos los puntos para ser súperventas de la literatura juvenil (es cierto, aquí he vuelto a encasillar al libro, obviamente no es solo para jóvenes -yo cada vez lo soy menos-, pero me gusta destacar lo de joven por la importancia de la edad de la protagonista, Pearl, quien pierde a su madre y se le viene el mundo abajo).

Según destaca la propia editorial en su contraportada:
A sus dieciséis años, perder a su madre es lo más espantoso que le ha tocado vivir a Pearl, un golpe brutal, inesperado, que sacude los cimientos de su vida. El dolor es tan insoportable que no puede evitar canalizarlo hacia su hermana recién nacida, a quien echa la culpa de la tragedia y no podrá perdonar jamás. Y ahora nadie, ni su padre, ni su abuela, ni su mejor amiga ni desde luego su hermanita conseguirán echar abajo el muro defensivo que ha erigido a su alrededor. Pero ¿y si la madre de Pearl no hubiera desaparecido del todo? ¿Y si siguiera, en cierta forma, presente? El mundo puede dar un vuelco en cualquier momento y, cuando eso ocurre, lo más importante es encontrar algo a lo que aferrarse...

Buena edición, buena fotografía para ilustrar la portada, buena tipografía que combina los cálidos amarillos, 250 páginas que se leen del tirón. 


Durante un año la joven Pearl narra, mes tras mes (o capítulo tras capítulo, que aquí es lo mismo), en primera persona, su proceso de adaptación a la nueva realidad, su drama interno, sin obviar episodios más divertidos con toques de humor.
Lo mejor

Como se afronta la temática. Tras un suceso dramático nos inunda la tristeza, la desesperación, la rabia, el no poder/querer aceptar la pérdida de alguien querido. Con el libro aprendemos a ver la realidad, a asimilar la verdad. Como dijo Serrat 'nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio'. Es así, ante algo que no puedes cambiar, ¿cómo reaccionas?. Conectas con el personaje protagonista, la entiendes (aunque al principio cueste, ya que sus reacciones pueden chocar), te pones en su lugar, comprendes sus reacciones... eso destaca muy positivamente en el conjunto de la novela. 

Lo no tan bueno

Pues aunque suene contradictorio lo 'no tan bueno' de la novela también es Pearl, su protagonista. Me explico: en ciertos momentos ella se toma tal libertaf de acción que da rabia. Justifica sus comportamientos con la muerte de su madre sin sopesar las consecuencias que éstos pueden tener. 


Puedes adquirir el libro en Boolino

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